Enfermedad de Parkinson y ejercicio físico. ¿Qué es lo recomendable?
El ejercicio físico es una actividad saludable para cualquier persona. En los pacientes con enfermedad de Parkinson es fundamental su realización dado que el ejercicio ha demostrado que permite un uso más eficiente de la dopamina y además protege el cerebro frente a la neurodegeneración mediante la liberación de factores tróficos como el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro). Muchos estudios de investigación han demostrado que el ejercicio y la actividad física no sólo ayudan a mantener y mejorar la movilidad, flexibilidad y el equilibrio, sino también a aliviar síntomas no motores de la enfermedad, como la depresión, el estreñimiento, el sueño o la disfunción cognitiva.
¿Qué tipos de ejercicio son los más recomendables?
Lo recomendable sería realizar ejercicio físico que combinara estos 4 componentes:
1) Actividad aeróbica.
Al menos sería necesario 3 veces por semana con un tiempo mínimo de 30 minutos, con actividad física de moderada a alta intensidad.
Se incluyen ejercicios como correr, caminar rápido, practicar bicicleta o nadar.
Se puede practicar al aire libre aunque otra posibilidad es hacerlo en un gimnasio o en casa utilizando una cinta rodante u otros dispositivos, pero siempre anteponiendo la seguridad.
Es necesario supervisión por el riesgo de complicaciones, siendo necesario vigilar que no haya riesgo de caídas por bloqueos de la marcha, que la tensión arterial baje, taquicardia, etc.
2) Entrenamiento de fuerza y resistencia.
Es recomendable 2 a 3 veces por semana con un tiempo de 30 minutos, trabajando por bloques de 10 a 15 repeticiones con diferentes grupos musculares.
Se incluye realizar ejercicios con pesas tipo mancuerna o utilizando máquinas de gimnasio o bien en domicilio utilizando nuestro propio cuerpo.
Es recomendable empezar con menos peso e intentar hacer más repeticiones que al revés, pocas con mucho peso y forzando excesivamente la musculatura.
Es necesario tener en cuenta que la rigidez puede condicionar la amplitud del movimiento y será necesario trabajarlo para intentar ir reduciendo la rigidez y ampliar el rango del movimiento.
Algunos ejemplos de ejercicios de fuerza aparecen en este enlace.
3) Equilibrio, agilidad y actividad multitarea.
Es recomendable 2 a 3 veces por semana con integración diaria, es decir, aplicando la actividad a las tareas diarias.
Se incluyen actividades como yoga, taichí, danza, baile, boxeo (sin contacto físico por puñetazos sino trabajando agilidad, movimiento rápido de pies, saltos, etc.), o ejercicios multitarea.
En concreto, los ejercicios multitarea pueden ser duales (dos acciones al mismo tiempo) o multitareas propiamente dichos (más de dos actividades simultáneas).
Además, pueden combinarse actividades cognitivas y físicas, por ejemplo, actividad cognitiva-física, cognitiva-cognitiva o física-física. Ejemplos son combinar marcha en tapiz rodante con resolución de problemas en una tablet o un juego de cartas como el solitario, o caminar alternando con ejercicios de fuerza con resolución de operaciones matemáticas simultáneamente.
Algunos ejemplos de ejercicios de equilibrio aparecen en este enlace.
4) Flexibilidad.
Es recomendable más de 2 veces por semana, siendo mejor cuanto más veces se realicen.
Algunos ejemplos de ejercicios de flexibilidad aparecen en este enlace.
Se deben adaptar a las limitaciones físicas como la afectación de la postura por la enfermedad, la presencia de dolor o comorbilidades como osteoporosis.
¿Hay algunas recomendaciones generales?
1) Antes de planificar la realización de ejercicio físico será necesaria una evaluación detallada por parte de un profesional con experiencia en la aplicación del ejercicio en la enfermedad de Parkinson. Será una evaluación individualizada y en función de la misma el especialista prescribirá una actividad concreta con unos objetivos y un cronograma bien establecido.
2) El ejercicio físico es positivo y produce beneficios pero ante todo hay que controlar la seguridad y reducir el riesgo de complicaciones. Esto implica valorar otras comorbilidades, riesgo de caídas, etc.
3) Es importante ir modificando progresivamente el ejercicio según la respuesta y objetivos.
4) Es recomendable realizar unos 150 minutos al menos de ejercicio físico aeróbico vigoroso a la semana (2.5 horas a a la semana).
¿Cuándo debo empezar a practicar ejercicio?
Si no lo practica la respuesta es clara, cuando antes. No sólo va a producir beneficio a nivel motor sino también en otros síntomas como el sueño, el ánimo, la cognición o la motivación. Antes de empezar es recomendable que visite a un fisioterapeuta o especialista en deporte que le prescriba los ejercicios. Debe tener en cuenta que realizar ejercicio de forma no adecuada puede ser perjudicial o generar riesgos.
Hay
estudios que han demostrado que realizar ejercicio físico como algo
complementario a la medicación permite conseguir el mismo grado de
mejoría pero con menos cantidad de medicación. Es decir, el
ejercicio permite ahorrar medicación de cara al futuro.
RESUMEN: El ejercicio es beneficioso en la enfermedad de Parkinson. Mejora aspectos motores como la marcha, equilibrio, rigidez o movilidad, pero también no motores, como el estado de ánimo, la motivación, el estreñimiento, el sueño o la función cognitiva. Se recomienda al menos 2.5 horas de ejercicio a la semana de moderada a alta intensidad. Lo ideal es combinar ejercicios de tipo (1) aeróbico, (2) fuerza y resistencia, (3) equilibrio y agilidad, y (4) flexibilidad. Es importante asegurarse de que las condiciones son seguras. Lo recomendable es siempre que sea prescrito por un especialista tras una valoración individualizada estableciendo unos objeticos y un cronograma planificado. El ejercicio permite ahorrar medicación dado que hay estudios que han demostrado igual beneficio que frente a no hacer ejercicio pero con menos dosis de tratamiento.
Diego Santos García
Neurólogo en el CHUAC y Hospital San Rafael, A Coruña