Doctor, me han diagnosticado de enfermedad de Parkinson, ¿hay algún tratamiento que frene la enfermedad?

26.11.2021


La respuesta es que a día de hoy no hay ningún tratamiento que haya demostrado frenar la enfermedad de Parkinson ni tampoco enlentecer la progresión de la misma. Cuando un tratamiento lo demuestra, debe ser en un ensayo clínico, generalmente frente a placebo, y esto es lo que permite después que sea aprobado con tal indicación terapeútica para posteriormente ser comercializado.

A pesar de esto, dos aspectos positivos son importantes. El primero, que aunque no hay cura a día de hoy, sí disponemos de muchos tratamientos farmacológicos y no farmacológicos con efecto sintomático que ayudan a mejorar los síntomas del paciente, su calidad de vida y su autonomía para las actividades del día a día. Muchos de ellos lo que hacen es compensar la falta de dopamina que hay en el cerebro, como es el caso de la levodopa y otros tratamientos antiparkinsonianos. El segundo aspecto es que se está investigando y mucho no sólo en terapias sintomáticas sino en tratamientos con un fin potencialmente curativo, o que al menos ayuden a enlentecer el curso progresivo de la enfermedad de Parkinson.

Una vía de investigación es la inmunoterapia. En la enfermedad de Parkinson hay una proteína llamada alfa-sinucleína que se va a plegar y agregar de forma anómala en el cerebro, provocando la formación de depósitos que se irán extendiendo y ocasionando así la propagación de la enfermedad. Una posibilidad es actuar con anticuerpos que bloqueen esta proteína y así conseguir que no se expanda, frenando la propagación de la enfermedad. En investigación hay vacunas (PD01A y PD03A) y anticuerpos monoclonales (prasinezumab; Lu AF82422; MEDI1341; ABBV-0805). La diferencia es que en la vacuna los anticuerpos contra la alfa-sinucleína los genera el propio paciente (inmunoterapia activa), a diferencia de la inmunoterapia pasiva, que se sintetizan en el laboratorio. Recientemente se ha dado a conocer que los resultados del ensayo SPARK fueron negativos, lo que demuestra la falta de eficacia de un anticuerpo monoclonal que estaba en investigación llamado cinpanemab, quedando esta investigación detenida. Esta noticia sugiere ser cautos con respecto a las expectativas generadas con la inmunoterapia.

Sin embargo, actuar evitando la expansión de la proteína no es la única opción. Otra es favorecer su eliminación, habiendo varias moléculas en investigación con diferentes mecanismos de acción: DNL151; DNL201; N-acetilcisteína; LTI-291; venglustat. O incluso todavía más interesante sería actuar evitando su plegamiento y/o agregación para que así no se formen los depósitos. En esta línea hay también diferentes moléculas con distintos mecanismos de acción en investigación: Anle138b; NPT200-11; K-0706; Ikt-148009; exenatide; NLY01; liraglutide; lixisenatide; semaglutide. Lamentablemente, de nuevo, resultados negativos como con el nilotinib indican la complejidad de poder alcanzar finalmente el objetivo de conseguir un fármaco que frene la enfermedad, pero no quiere decir que no se pueda conseguir.  

También hay las llamadas terapias avanzadas, que incluyen la terapia génica, terapia celular, terapia tisular, y medicamentos combinados, y que en general buscan reparar un daño para restaurar el funcionamiento normal del cerebro. Aunque es una línea muy prometedora, su desarrollo es complejo y todavía hay muchas incógnitas.

Un capítulo aparte son las estatinas. Son fármacos utilizados actualmente para reducir los niveles de colesterol y además el riesgo de ictus u otro evento vascular. En general son bien toleradas y fáciles de administrar, por vía oral en forma de 1 pastilla al día. En modelos animales han demostrado tener un efecto neuroprotector y este año se han publicado algunos trabajos muy interesantes. Un ensayo clínico doble ciego demostró después de 1 año de seguimiento en 37 pacientes que recibieron lovastatina 80 mg 1 vez al día frente a 40 que recibieron placebo una mejoría significativa en el estado motor (variable principal). Otro trabajo que analizó bases de datos de muchos pacientes observó una evolución más lenta de la enfermedad en aquellos que recibían estatinas frente a los que no, después de ajustar por muchas otras variables. Por lo tanto, es una línea de investigación muy interesante, aunque a día de hoy los datos no son suficientemente concluyentes y ninguna Sociedad Científica recomienda su uso en práctica clínica con el fin de enlentecer la progresión del Parkinson, siendo necesario un ensayo frente a placebo fase 3 con muchos pacientes. 

Finalmente, decir que hay muchas moléculas que han demostrado un efecto neuroprotector en tubos de ensayo (en el laboratorio) o en modelos animales (monos, ratones, etc.) pero que al trasladar los resultados a humanos, estos son negativos. Hay muchos factores que lo podrían explicar, siendo uno de ellos el hecho de que los modelos animales no reproducen exactamente igual la enfermedad de Parkinson del paciente. A veces salen noticias en prensa de hallazgos en investigación básica que son muy importantes pero que pueden generar expectativas irreales y provocar cierta confusión, por lo que los clínicos, que cada día atendemos a nuestros pacientes intentando utilizar las herramientas de las que disponemos para conseguir el mayor beneficio posible, siempre somos muy cautos y prudentes al respecto. 

En resumen, no hay tratamiento farmacológico que enlentezca a día de hoy la progresión de la enfermedad de Parkinson. Por el contrario, si hay una terapia que parece que podría hacerlo, que es practicar ejercicio físico vigoroso (fundamentalmente aeróbico a cierta intensidad como caminar rápido sobre una cinta rodante) de forma rutinaria varias veces por semana. Aunque no está claro el motivo, se sabe que al realizar ejercicio se liberan factores tróficos que estimulan y protegen el cerebro y que además el ejercicio contribuye a evitar la agregación de la alfa-sinuceína, según datos en modelos animales. 


RESPUESTA: A día de hoy no hay ningún tratamiento farmacológico que haya demostrado frenar la progresión de la enfermedad de Parkinson ni tampoco enlentecer la misma en humanos. Sin embargo, hay mucha investigación en marcha con fármacos que persiguen potencialmente curar o al menos detener o ralentizar el avance de la enfermedad. Mientras tanto, debemos ser optimistas y también tener en cuenta que hay muchos tratamientos disponibles que ayudan a mejorar los síntomas. Finalmente, es muy importante considerar el ejercicio físico, que si parece ser la única terapia que a día de hoy ha demostrado que podría contribuir en mayor o menor medida a conseguir un enlentecimiento de la progresión de la enfermedad de Parkinson.


Diego Santos García

Neurólogo en el CHUAC y Hospital San Rafael, A Coruña